La frágil vida de las Maravillas Marinas

La “triple unión”. Misterioso lugar ubicado en la región de Aysén, Chile. Esta particular zona es un punto donde, bajo el mar, se rozan constantemente tres placas tectónicas: Nazca, Sudamericana y Antártica. Este singular punto geográfico ofrece un escenario natural irrepetible. Juan Fernández, Reserva de la Biósfera por la UNESCO, es un archipiélago rico en […]

La “triple unión”. Misterioso lugar ubicado en la región de Aysén, Chile. Esta particular zona es un punto donde, bajo el mar, se rozan constantemente tres placas tectónicas: Nazca, Sudamericana y Antártica. Este singular punto geográfico ofrece un escenario natural irrepetible.

Juan Fernández, Reserva de la Biósfera por la UNESCO, es un archipiélago rico en flora y fauna endémica. Esto es una constante sobre sus suelos volcánicos y también en las profundidades marinas, en donde los paisajes submarinos son ricos en colores y diversidad.

Y cómo no incluir al Parque Marino Francisco Coloane. Ubicado en la XII Región. Además de destacar por la presencia masiva de glaciares y fiordos, en él convergen las aguas sub-antárticas del Pacífico sur y del océano Atlántico, teniendo como particularidad la alta presencia de mamíferos marinos (alrededor de 10 especies recurrentes). Por otra parte, se destacan exuberantes bosques submareales. Y según investigaciones de Cornejo y Kusch publicadas el año 2009, también se encuentran decenas de especies de peces y crustáceos residentes, los que les dan las características dinámicas a la zona.

Medusa y bosques de algas ©Enric Sala

Todos estos territorios representan lugares ricos en especies, pues la biodiversidad del océano frente a Chile es mundialmente conocida por su abundancia, la cual habita las distintas profundidades con colores y formas únicas. Existen organismos que otorgan múltiples colores al fondo oceánico, deslumbrando con sus formas irregulares y llamativas. Los nudibranquios, por ejemplo, parientes de los caracoles, cuyo antepasado se deshizo de su concha hace millones de años. Una de sus particularidades es exponer sus branquias al exterior. Esto lo complementan con una gama casi infinita de colores que señalan una advertencia a todo quien se acerque. Son sin duda, uno de los grupos marinos más impresionantes en coloración y forma.

Otros, inmóviles, pero nunca desapercibidos, son los corales que llenan paredones, laberintos submarinos, fiordos y montes subacuáticos. La creencia que sólo los corales existen en aguas ecuatoriales se derrumba cuando en las gélidas aguas patagónicas y a la luz de los buzos, emergen como bosques coloridos, proporcionando un paisaje majestuoso y a la vez funcional, pues los corales son el hábitat de decenas y a veces, centenares de especies. Además, existe una enorme cantidad de corales móviles de gran tamaño (octocoral). Algunos de ellos muy cómodos al vivir en temperaturas cercanas a los 8°C – 10°C (aguas frías) y con vidas longevas que varían entre los cientos a miles de años.

Corales sureños ©Equipo Buceando Chile – Expedición Huinay Fiordos

En el océano, las dinámicas colaborativas en donde todos ganan, son abundantes y necesarias. En este sentido, disfrutar de las ventajas que ofrecen los bosques de algas (principalmente en etapas juveniles) es una buena estrategia. No sólo los poliquetos y los pepinos de mar, dos invertebrados muy comunes e importantes ecológicamente, buscan refugio cerca de los bosques de algas, Vásquez en el año 2001 descubrió que los discos de adhesión de las algas, son áreas de refugio contra la predación, las corrientes de fondo y el oleaje, como también son áreas de desove, asentamiento larval y crianza de juveniles. Y al parecer funciona, ya que son decenas de especies las que se asocian a los discos de fijación de grandes algas.

Sin embargo, el panorama subacuático está cambiando drásticamente ¿Sus causas? Alrededor de 6 prioritarias. ¿Consecuencias? Disminución de la biodiversidad y alteración de procesos biogeoquímicos y biológicos: en otras palabras, la tasa de cambio es más acelerada que la tasa de recuperación. Y eso es peligroso.

Coral copa con cresta ©Eduardo Sorensen

Fragilidad ecosistémica

Los diversos tipos de contaminación que vertemos al océano están destruyendo las especies y la calidad del océano, devolviéndonos esa contaminación nuevamente al consumir productos marinos. Así mismo, la acelerada alza de temperatura en el agua, la falta de legislación, la introducción de especies invasoras, la pérdida de hábitat y la sobrepesca, son algunas de las amenazas más grandes a las cuales la biodiversidad marina se ve expuesta diariamente.

Es decir, actualmente, además de los desafíos ambientales que deben enfrentar los seres vivos en sus distintos ecosistemas, la principal amenaza son los humanos.

Ya en el año 2001, Carlos Moreno, demostraba que existen diferentes patrones comunitarios generados por la explotación del ser humano en los ecosistemas costeros. La actividad extractiva provocada por el ser humano se relaciona directamente con un alto grado de perturbación en las comunidades marinas, lo que desbalancearía indudablemente al ecosistema asociado. En este sentido, alrededor de 70 especies marinas en Chile se encuentran en algún estado de conservación preocupante para la UICN (especies amenazadas, vulnerables o en peligro de extinción).

Tiburón chileno (Schroederichthys chilensis) o pintarroja, afectado por la pesca industrial ©Manuel Rivas

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), proporciona uno de los “inventarios” más extensos y completos respecto del estado de conservación de las especies en todo el mundo: la Lista Roja. Y no es alentador mencionar que en Chile, todas las especies de tortuga marina están amenazadas, seguido de un largo número de peces óseos y cartilaginosos. Aves y mamíferos también están dentro de esta lista.

Algunos de estos grupos han disminuido su población de manera abismante, por la falta de selectividad en la pesca, sumado a una explotación insostenible. Esta falta de selectividad ocasiona que no sólo se capturen las “especies objetivo”, sino también se arremeta con toda una fauna acompañante. Miles de invertebrados, peces, tortugas, tiburones, ballenas y aves son víctimas de la depredación a gran escala. El bycatch (“captura accesoria” en español) es una práctica que pone en serio riesgo la vida en los océanos. Esta captura colateral de especies que no tienen importancia económica se denomina pesca de descarte, debido a que son especies que una vez capturadas, son devueltas al mar.

Diversidad de especies que conforman el bycatch en pesquerías de crustáceos demersales: 1) caracoles 2) corales blandos 3) esponjas 4) camarón pateador 5) jaiba paco 6) pejerratas 7) merluzas 8) lenguados ©Bycatch en Chile: “Amenaza a la biodiversidad marina”

Según un estudio publicado por la ONG Oceana en el año 2005, son más de 220 las especies que se encuentran como fauna acompañante en las pesquerías chilenas. En cuanto a los métodos de pesca, el arrastre de fondo (asociado a crustáceos demersales), es el que extrae la mayor riqueza de especies y a la misma vez, el que presenta mayor porcentaje de bycatch, seguido por el palangre o espinel (asociado a la albacora o al pez espada).

Esto ha sido ampliamente estudiado y la ciencia ha presentado evidencias contundentes, tales son los ejemplos de los investigadores Watling y Norse, que ya en el año 1998 enumeraban las consecuencias que los distintos métodos de pesca provocan en la biodiversidad; para posteriormente reafirmar las evidencias a través de Roberts y Hirshfield, en el año 2004. El arrastre de fondo es el método de pesca más nocivo para los ecosistemas marinos y es catastrófico en aguas profundas donde se encuentran arrecifes de corales y esponjas, cuya recuperación, luego de los disturbios causados por esta forma de pesca, pueden tomar décadas o siglos. En estas investigaciones, se pudo comprobar que el arrastre de fondo quiebra, sepulta y expone animales y estructuras marinas sobre y en el sustrato reduciendo la diversidad estructural. En suma, los efectos que provoca la pesca de arrastre en el lecho marino, son similares a la tala rasa de los bosques, de esta forma, se alteran hábitats, la riqueza se vuelve poco (o nada) equitativa, se provocan efectos indirectos en el desplazamiento de distintas comunidades de peces que se encuentran asociados a diferentes tipos de hábitats en relación a la fauna bentónica (que habita el fondo marino) dominante y también se interrumpen procesos ecológicos clave para la vida en el lecho del océano.

Las pesca de arrastre es la que captura la mayor cantidad de especies de invertebrados tales como corales, gasterópodos, actinias y esponjas ©Enric Sala

Sin embargo, todo esto no es novedad, hace exactamente 20 años, los investigadores Watling y Norse impactaban al mundo con su investigación sobre el impacto de la pesca industrial en los océanos: “Es tan periódica la frecuencia y tan grande el área total en donde se han practicado estos artes de pesca, que equivale posiblemente a la mitad de la plataforma continental del mundo entero”.

Crisis biológica en las costas de Chile

Ante el preocupante “estado de conservación” que tienen las maravillas que habitan los fríos mares de Chile continental e insular, estamos en frente a una problemática de alta relevancia para la conservación biológica de nuestro país.

Tal como nos aclara Clark y otros investigadores en el año 2000, tanto en el borde costero, en la plataforma continental y en las oscuras profundidades, la fauna se diversifica. Un ejemplo es lo que se encuentra principalmente en los montes submarinos, en donde la fauna es muy distinta (y generalmente endémica) en comparación a la encontrada en la plataforma continental. Sin embargo, ninguno de éstos ambientes se libran del pastoreo industrial, que llega incluso a extraer a especies de mucha profundidad o demersales, como anémonas y crustáceos y peces como el bacalao de profundidad y el reloj anaranjado.

Pez llamado reloj anaranjado o Hoplostethus atlanticus. ©The National Oceanography Centre

Por otra parte, existe preocupación mundial por especies vulnerables o consideradas depredadores tope, (los cuales también se extraen a causa del bycatch), ya que éstas generalmente tienen ciclos de vida más lentos (viven más cantidad de años y se reproducen con menos frecuencia, teniendo menor cantidad de descendencia), tales como tiburones, cetáceos, reptiles, aves y mamíferos marinos. Por ejemplo, Hükstädt y Antezana en el año 2003, señalaban que en la pesquería del jurel ocurren interacciones negativas de mamíferos marinos al momento de la realización de la pesca en Chile central. En tanto, el Dr. Simeone, ornitólogo, ya en el año 1999 señalaba la periódica presencia de más de 100 ejemplares de pingüinos de Humboldt, capturados accidentalmente en Chile central en la pesquería de peces pelágicos en redes de cerco. Además, en pesquerías importantes a nivel nacional como internacional, como la del bacalao de profundidad, posee altos niveles de bycatch con aves marinas (albatros y petreles) y alto grado de interacción con otras especies como mamíferos marinos. Estas se posicionan como evidencias que demuestran una mortalidad que podría significar serias consecuencias para los ecosistemas marinos.

Nuevamente, estamos frente a un hecho grave. En Chile, existen pocas investigaciones que se realicen anualmente con respecto a estas problemáticas, por lo tanto, se torna urgente desarrollar estudios sobre los artes de pesca, y la biología de las especies, levantando información y evidencia que proponga soluciones y resguarde la sustentabilidad.

Coral llamado Funicula quadrangularis, afectado por la pesca de arrastre ©Iñigo Gutiérrez

Pesca Más Selectiva

¿Qué medidas pueden tomarse ante tan desalentador escenario? La respuesta no es muy difícil teóricamente, pero haya su dificultad en la práctica: por una parte, mejorar la (casi inexistente) regulación al sector pesquero. Además, aumentar los estudios y mejoramiento de tecnología para procesos pesqueros.

Por otra parte, es necesario determinar distintos horarios y regular las profundidades de las faenas pesqueras. Prohibir totalmente el uso de sistemas de arrastre. Nuevas modalidades como por ejemplo la implementación de dispositivos de escape y también de mallas en la abertura de la red para desalentar el paso de mamíferos, el uso de espantapájaros y anclaje de espineles para evitar que las aves tengan mayores riesgos. Implementar dispositivos de reducción de bycatch y por supuesto evitar el “descarte”, aprovechándolo para el consumo de la población humana, la acuicultura y el ganado.

Pez espada (Xiphias gladius) afectado por la pesca industrial ©Félix Sanchez -IEO

En Chile, las cuotas pesqueras están dirigidas a los recursos de manera particular (mono-específico), lo que indudablemente aumenta el porcentaje de “pesca de descarte”, por lo que lograr una pesquería multi-específica, permitiría que las cuotas pesqueras contemplen al mismo tiempo a más de una especie.

La biodiversidad marina es un capital natural invaluable que debemos conservar y gestionar de manera sustentable en el tiempo. No podemos seguir saqueando el océano. Silenciosamente, todas las maravillas subacuáticas, de diversos tamaños, formas y estrategias de vida están siendo aniquiladas diariamente. En las aguas del Norte de Chile, en las de Chile Central y en las aguas patagónicas se esconden muchos secretos, muchos tesoros todavía, que no hemos descubierto y están muriendo sin que nadie se dé cuenta.

Crustáceos marinos altamente afectados por la pesca sin control ©Enric Sala

*Foto de portada: Nudibranquio (Flabellina falklandica) ©César Cárdenas

Referencias:

Clark, M. et al. (2000). The effects of commercial exploitation on orange roughy (Hoplostethus atlanticus) from the continental slope of the Chatham Rise, New Zealand, from 1979 to 1997. Fisheries research 45: 217-238.

Cornejo, S. & Kusch, A. (2009). Biodiversidad del Área Marina Costera Protegida Francisco Coloane: Desafíos y Oportunidades.

Hückstädt, L.A. & T. Antezana. (2003). Behavior of the southern sea lion (Otaria flavescens) and conrruption of the match during purse-saining for jack mackerel (Trachurus symmetricus) off central Chile. Journal of Marine Science 60: 1-9.

Moreno, C. (2001). Community patterns generated by human harvesting on Chilean shores: a review. Aquatic Consevation: Marine and Freshwater Ecosystems 11, 19 – 30.

Pérez, A., Cortés, C. & Buschmann, A. (2005). Bycatch en Chile: “Amenaza a la biodiversidad marina”. Catálogo científico.

Roberts, S. & M. Hirshfield. 2004. Deep sea coral: out of sight, but not longer out of mind. Frontiers of Ecology and Environment 2: 123-130.

Simeone, A., M. Bernal & J. Meza. (1999). Incidental mortality of Humboltd Penguins Spheniscus humboldti in gills nests, central Chile. Marine Ornithology 27: 157-161.

Vasquez, J., Veliz, D., Pardo, L., (2001). Biodiversidad bajo las grandes algas. En: Sustentabilidad de la biodiversidad. Un problema actual, bases científico-técnicas, teorizaciones y perspectivas. K. Alveal & T. Antezana (eds.): 293-308.Universidad de Concepción.

Watling, L. & E.A. Norse. (1998). Disturbance of Seabed by movile fishing gear: a comparison to forest clearcutting. Conservation Biology 12: 1180-1197.