Día Sin Compras: una oportunidad para levantar la voz frente al consumismo excesivo

Buy Nothing Day, o Día Sin Compras, es un día internacional de protesta en contra del consumismo, celebrado anualmente el último viernes de Noviembre.  Este año la fecha será el viernes 25 de Noviembre. Atrás quedaron esos días en que un televisor era parte de la familia por 30 años. O en que un teléfono […]

Buy Nothing Day, o Día Sin Compras, es un día internacional de protesta en contra del consumismo, celebrado anualmente el último viernes de Noviembre.  Este año la fecha será el viernes 25 de Noviembre.

Atrás quedaron esos días en que un televisor era parte de la familia por 30 años. O en que un teléfono celular se cuidaba como “hueso de santo” para que funcionara perfecto por 3 o 4 años. Ahora la realidad es de un constante recambio de “cosas” que la publicidad te vende, elementos que quizás no necesitamos pero que –al parecer- hacen del ser humano posmoderno alguien más seguro de sí mismo.

¿Puedes imaginar un día “sin comprar”? ¿Un día donde no haya intercambio de dinero por productos? Ese día existe, y se llama el “Día sin compras”, una jornada mundial de protestas en la que se invita a toda la población a no consumir, con el fin de denunciar el actual modelo de producción y consumo, además de promover formas de consumo alternativo. Esta jornada se realiza todos los años durante la fecha de “Black Friday” (viernes negro), fecha de descuentos masivos en tiendas alrededor del mundo, y nace en respuesta a los valores de consumismo excesivo que promueve.

Porque el actual modelo de producción difiere en un 100% al de nuestros abuelos, por ejemplo. Épocas en que un televisor -o cualquier electrodoméstico- permanecía en el hogar durante décadas, o esos tiempos donde la ropa se guardaba para las siguientes temporadas, durando años en los clóset. Por otro lado, eran décadas en que la publicidad era menos invasiva y convincente, y la calidad de los productos era fundamental a la hora de decidir la compra de cualquier cosa.

Sin embargo, desde la década de los 80, el consumismo ha crecido de la mano del sistema económico que lo alberga, donde lo desechable y rápido marcan la pauta. Esto ha producido paralelamente una industrialización tan rápida, que cada vez requiere de más electricidad, gas, petróleo y tecnología para su funcionamiento. Y el más perjudicado, a la larga y como siempre, es nuestro planeta, que ve cómo los niveles de contaminación asociados y uso de energías (sobre todo de combustibles fósiles) aumentan de manera escalofriante.

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SÓLO UNA PEQUEÑA HISTORIA DEL CONSUMISMO

Como mencionábamos, la época de nuestros abuelos y/o bisabuelos era muy distinta a la actual, donde puedes ver a niños de 4 años usando una Tablet, o adolescentes que cambian de aparato celular cada año. ¡Eso era impensado hace sólo algunas décadas atrás!

En efecto, antes del siglo XX, la tendencia era el consumo de subsistencia, es decir, consumir para sobrevivir. Sólo las clases altas, como la nobleza o realeza, podía comprar objetos “no necesarios” como ropa y joyas, lo que marcaban su nivel social.

En el transcurso del siglo XX y como efecto cultural del capitalismo industrial, se instaura el paradigma de la sociedad de masas. Como los países desarrollados ya tienen cubiertas las necesidades básicas de la población, comienzan a centrar su negocio en los bienes de consumo más duraderos (televisores, lavadoras, teléfonos, autos) dirigidos a todas las clases sociales. Y esto se transforma en un hito histórico, ya que no sólo la clase alta puede acceder a “cosas”, sino que la amplia clase media entra en el círculo del consumo.

De esta manera, el ciudadano común se ve invadido por productos que realmente no necesita, pero que determinan el estatus económico y social de cada individuo. Las campañas de publicidad  intentan convencer a las personas de que necesitan esos objetos para diferenciarse de los demás y mejorar su calidad de vida. Y esa premisa dura hasta el día de hoy en campañas de marketing.

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EL LLAMADO

Por toda esta situación, el artista Canadiense Ted Dave creó el “Día sin compras”, fecha que fue promovida por la destacada revista canadiense Adbusters, reconocida por su constante uso de la contrapublicidad para promover la resistencia al consumismo. Este año se llevará a cabo este viernes 25 de noviembre, y el llamado es a que la población se abstenga de comprar cualquier cosa durante 24 horas, como una exhibición concentrada del poder del consumidor.

Este acontecimiento intenta que la sociedad tome conciencia de lo que algunos ven como los “hábitos de consumo derrochador” en los países del primer mundo. Se establece de esta forma que el modelo del capitalismo de consumo es insostenible, ya que es un sistema que se basa en la continua adquisición de productos nuevos e innecesarios.

Porque nadie obliga a las personas a comprar, pero mediante campañas publicitarias se populariza la idea de que un objeto entrega distinción, exclusividad. Da igual que sea necesario, incluso no importa que se use o no. El hecho de poder adquirirlo es lo que aporta el estatus, incluso aunque no se tenga el suficiente dinero para comprarlo (para eso están los créditos, silenciosos y discretos).

Por lo mismo es tan importante este día: porque invita a las personas de todo el mundo a manifestarse y entregar su opinión (con el acto de “no comprar”) frente a un modelo que a veces seguimos sin darnos cuenta, un sistema que te mantiene atrapado sin saberlo.

Y este mensaje del “Día Sin Comprar” no se queda sólo en eso, sino que también hace un llamado a ser consumidores conscientes durante los otros 364 días del año, manteniéndose fieles y firmes a la hora de comprar lo que realmente necesitamos, sin llenar nuestras vidas y hogares de elementos inútiles pero bonitos o “de temporada”. No se trata de ser austeros, pero sí conscientes.

captura-de-pantalla-2016-11-23-a-las-1-20-43-p-mCONSUMISMO VERSUS MEDIO AMBIENTE

No es un misterio que la continua elaboración de nuevos productos aumenta el gasto de materias primas, así como los consumos asociados (electricidad, agua, combustibles). Pero las consecuencias también crecen de la mano del aumento de la contaminación, el crecimiento de la deforestación y la sobreexplotación de los recursos, todo con el fin de obtener nuevos materiales con los que seguir fabricando.

Además, la excesiva industrialización incrementa las emisiones de CO2, lo que favorece el calentamiento global y acelera el cambio climático. Estos son los principales problemas a los que se enfrenta la Tierra en la actualidad, que no habrían alcanzado tal repercusión de no haberse fomentado el consumismo.

De esta manera, no podemos enfrentarnos insensiblemente a esta fecha, que aunque no sea la más popular, es un grano de arena de aporte en medio de una playa completa de publicidad y consumismo que nos rodea día a día.

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Campaña Día Sin Compras 2015 por MVMT.

 

*Foto portada: Alessandro Gottardo.