Blue River: el impacto de los jeans en los ríos

¿Sabías que en China se puede conocer el color de ropa que estará de moda sólo viendo el color de los ríos? Este fenómeno se da no solo porque las fábricas utilizan elementos completamente nocivos para el ser humano y para el ambiente, sino porque no existe un tratamiento de residuos apropiado para los desechos que generan. Todas las personas que usamos blue jeans somos parte de la cadena de suministro y por lo tanto todos causamos un impacto.

En toda producción existe un costo económico, ambiental y social, lo cual el documental River Blue explora a través del impacto de la producción de las prendas de vestir. La cinta está narrada por Jason Priestley y protagonizada por Mark Angelo, dos reconocidos conservacionistas de ríos. Angelo también creó el “Día de los Ríos del Mundo” en el año 2005, que actualmente es celebrado en más de 60 países.

©River Blue

Roger Williams y David Mcllvride dirigieron el documental que muestra los ríos más contaminados del mundo. La mayoría de estos fluyen a través de ciudades industriales que abastecen la producción del retail, donde sus aguas se densifican debido a la cantidad de tóxicos desechados por las fábricas, provocando la total pérdida de la biodiversidad. Otro efecto de esto, es la creciente cantidad de enfermedades que sufren las personas involucradas y el aumento de enfermos de cáncer, enfermedades de la piel y la pérdida del olfato, entre muchas otras enfermedades. No es casualidad que en este ambiente no se vean personas de la tercera edad en las fábricas, ya que la mayoría a esa edad no llega. La calidad de vida es igual de trágica para la flora, la fauna y los humanos.

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Los países presentados en el documental son los que poseen los ríos con mayor contaminación, que casualmente también cuentan con la mayor cantidad de fábricas de producción de ropa que funcionan, por supuesto, en precarias condiciones. Hablamos de China, India, Indonesia y Bangladesh. Específicamente se analiza Xintang, la ciudad China conocida como “la capital mundial del blue jean” porque produce anualmente más de 260 millones de estos pantalones. El río que sale de esta ciudad se lo puede ver desde el satélite de Google Earth de un color azul oscuro muy poco natural. La causa de este color es la tintura que se utiliza para teñir los blue jeans, la cual queda como residuo en el río Dong, que desemboca en el delta del río de las Perlas, logrando distribuir los desechos tóxicos en una zona donde convergen numerosos ríos.

Un dato curioso es que, por más que estos tóxicos se liberen en un lugar específico del mundo, el agua tiene la capacidad de “viajar” por todo el mundo (ya que casi el 70% de la superficie del planeta es agua), y por esta razón se han encontrado restos químicos de estas tinturas en autopsias realizadas a osos polares del ártico.

La situación es tan crítica que en Indonesia se han descubierto “cañerías anónimas” donde una cantidad ridícula de agua contaminada con tóxicos ultra nocivos como el plomo, cromo, mercurio, cadmio y cobre, se vierten sin control en los ríos. Se les denomina “anónimas” dado que su procedencia es desconocida y, al estar escondidas debajo de la tierra y protegidas por vegetación, es difícil conocer su dueño directo. Hay veces en las que las fábricas se unen para construir estas cañerías de desechos tóxicos y contribuir a la muerte de los ríos en conjunto.

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En la década del 70, gran parte de la producción de los jeans se realizaba en EE.UU., tierra madre del producto, más específicamente en Texas. Estas fábricas contaban con grandes exigencias en las formas de producir y en el cuidado del ambiente. Luego de la firma del acuerdo NAFTA, tratado que dio pie al libre comercio, las fábricas de Texas cayeron en desuso alentando la externalización de la producción y los costos asociados: China se transformó en el gran proveedor mundial de este producto (entre tantos otros). El precio fue la acelerada contaminación de sus ecosistemas, en pos del desarrollo económico.

El documental Blue River obliga a los espectadores a preguntarse quién, cómo y dónde hizo sus ropas. ¿Queremos seguir siendo parte de esta industria? ¿Queremos alentar este tipo de trabajo, explotador y letal para la biodiversidad? ¿Puedo hacer algo al respecto?

La diseñadora Orsola de Castro,  quien es una de las fundadoras y directora creativa del movimiento internacional Fashion Revolution dice: “El consumidor no se despertó una mañana diciendo ‘Quiero comprar cinco pares de jeans por una fracción del precio‘. Fuimos, literalmente, introducidos en este concepto por la industria”. De Castro también participa del documental desde el punto de vista del diseñador, demostrando que existen muchas formas de consumir y se puede lograr una buena calidad de vida sin exceso de productos.

El consumo generado por el sistema capitalista creó una economía que privilegia el comportamiento egoísta del ser humano, en donde se prioriza el bienestar y las necesidades personales sin pensar en las consecuencias. Pero cada prenda de vestir que adquirimos tiene costos sociales y ambientales.

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Peter Golding y Francois Girbaud son los padres del “jean europeo” y también accedieron a aparecer en la cinta. El primero fue el creador del primer jean “de diseño” y del jean elastizado en 1978. Por otra parte, Francois Girbaud fue el que inventó en la década del 60 los jeans desteñidos. Este proceso lo lograba mediante el uso de una piedra directamente sobre la tela, el mismo proceso que actualmente se utiliza en la mayoría de los países productores de jeans. Esta técnica utiliza toneladas de agua y genera grandes cantidades de residuos. Hoy en día, Francois se arrepiente de su creación y celebra los procesos existentes que generan el mismo resultado reduciendo hasta en un 97% el impacto en el entorno.

Jeanología e Italdenim son las dos empresas que colaboran con el documental mostrando dos formas distintas de fabricar el mismo producto sin dejar rastros nocivos en el ambiente. Jeanología es una empresa española que destiñe los pantalones con láser y también inventó una máquina capaz de imprimir diseños utilizando aire comprimido. Por su parte, la firma italiana Italdenim, les da color a sus jeans a través de un producto único: con una “harina” de cangrejo. De esta manera, recicla un desecho de la industria alimenticia, los caparazones de los cangrejos, los muele hasta obtener un polvo muy fino y luego lo mezcla con la tela del pantalón. Es un producto que se puede tocar con las manos sin protección alguna, ya que no lleva ningún aditivo tóxico, facilitando su manejo y priorizando la salud de quien lo manipula. También se encargan de hilar el algodón que utilizan, haciendo la fibra lo más larga posible con sus máquinas, garantizando una mejor calidad.

A la luz de la actual crisis ambiental del planeta, es importante recordar el impacto de nuestras decisiones, dado que los ecosistemas no reconoce las divisiones políticas creadas y sus efectos traspasan toda línea ficticia.

Ilustración ©Rocío Concha (@elgatozurdo en Instagram)​

Referencias

Kit de prensa descargado en: http://riverbluethemovie.eco/press-kit/

Jackson, T. (2016). Beyond consumer capitalism – foundations for a sustainable prosperity. CUSP Working Paper No 2. Guildford: University of Surrey. Disponible en: www.cusp.ac.uk/publications.