Procesos evolutivos únicos en lagartos australes

El ambiente abiótico es uno de los factores claves de los procesos evolutivos y el sur de Sudamérica es uno de los mejores lugares del mundo para entender los mecanismos de esta relación, debido a la presencia de los Andes, una cordillera de enorme envergadura, que llega casi a los 7000m de altura, y extremadamente […]

El ambiente abiótico es uno de los factores claves de los procesos evolutivos y el sur de Sudamérica es uno de los mejores lugares del mundo para entender los mecanismos de esta relación, debido a la presencia de los Andes, una cordillera de enorme envergadura, que llega casi a los 7000m de altura, y extremadamente joven, formada hace sólo 20.000.000 de años. Esto la hace un excelente modelo para estudiar el efecto de un factor disruptivo en los procesos evolutivos de variados grupos, entre ellos las lagartijas, donde recientemente una investigación dirigida por Damien Esquerré podría estar dándonos indicios de procesos evolutivos que se teorizaban extremadamente improbables.

L.antonietae. ©Bastian Gygli

El contexto biológico

Contrario a lo que se piensa, no todos los reptiles se reproducen a través de poner sus huevos en la intemperie (tipo de reproducción conocida como ovoposición). Algunos han evolucionado la capacidad de retenerlos en su cuerpo, llegando incluso a la generación de un homólogo a la placenta. Este cambio de reproducción se asocia a un tipo de adaptación evolutiva que facilita el desarrollo en condiciones adversas, normalmente las bajas temperaturas presentes en las altas latitudes y altitudes (como en los Andes).

Esta respuesta fisiológica ha sido tan efectiva que, en un grupo de baja movilidad como los reptiles, ha evolucionado de forma independiente en múltiples grupos. Es más, la familia Liolaemidae, por lejos la familia de reptiles más abundante del sur de Sudamérica, con unas 260 especies descritas, presenta una importante proporción de especies vivíparas, es decir, que paren crías vivas.

Ahora, la teoría evolutiva nos dice que cuando un proceso evolutivo tan complejo como la viviparidad ha aparecido, es prácticamente imposible que vuelva a su estado anterior o ancestral, en este caso la postura de huevos. Esto, por la enorme complejidad genética y química que implicaría. Este patrón se conoce como la ley de Dollo, en honor a Louis Dollo, quien propuso este principio allá por 1893.

Liolaemus chillanensis. ©Bastian Gygli

Reglas hechas para romperse

En febrero del 2019, el investigador Damien Esquerré publicó un trabajo donde estudia el efecto que tiene la cordillera de los Andes en la biogeografía y evolución de la familia de lagartijas Liolaemidae. Entre varios análisis, y basándose en las bases de datos (tanto genéticas como distribucionales) más completas a la fecha, Esquerré logró generar un modelo que pretendía explicar la evolución del modo de reproducción en este particular grupo. Esta pregunta se hacía relevante, pues a pesar de que esta familia es fundamentalmente vivípara, existen muchas ramas del grupo que son ovíparas, generando la duda en cómo se había generado esta heterogenia en los modos de reproducción.

Para su sorpresa (y la de muchos biólogos estudiosos de la evolución), encontró que la mayor posibilidad de explicar este proceso incluía la regresión evolutiva de la viviparidad hacia la oviparidad. Así, la regla de Dollo se rompía. Los lagartos del género Liolemus habrían vuelto a poner huevos.

La explicación

Según Esquerré, la explicación estaría asociada al ritmo de la enorme explosión de especies dentro de la familia, la cual se debe primordialmente al acelerado alzamiento de los Andes. Esta cordillera ha crecido de forma tan rápida que muchas líneas evolutivas de sus especies o linajes quedaron atrapados en verdaderas islas, confinados a particulares prominencias y valles. Esto generó un rápido proceso de especiación, donde muchas especies adoptaron la viviparidad como una adaptación al frío de las alturas.

Sección de la Cordillera de los Andes. ©Bastian Gygli

Es luego de este proceso donde algunos individuos de estas especies vivíparas habrían comenzado un proceso de recolonización de zonas bajas, donde nuevamente se vería favorecida la postura de huevos. Debido a lo rápido de estos acontecimientos, algunos linajes vivíparos no habrían tenido una completa transformación de su maquinaria reproductiva de la oviparidad a la viviparidad, posiblemente permitiendo la compleja regresión evolutiva. Si en cambio estas especies hubiesen permanecido con un modo vivíparo por más tiempo, tal vez les hubiese sido imposible (como pensaba Dollo) recuperar toda la maquinaria bioquímica necesaria para volver a producir huevos.

Impacto

A pesar de lo rupturista de esta propuesta, aún hay mucha ciencia por hacer. Existe la posibilidad que la viviparidad haya evolucionado independientemente en cada uno de los linajes actuales que la poseen. Para comprobar completamente la hipótesis del regreso a un modo de reproducción con huevos se necesita robustecer los análisis a través del uso de más bases de datos, además de proponer el mecanismo fisiológico y bioquímico del proceso concreto que permite volver a la generación del huevo.

A pesar de esto, la sola posibilidad de esta regresión evolutiva ha capturado los ojos de los científicos de todo el mundo. El estudio de Damien Esquerré fue publicado en la revista científica Evolution, una de las más prestigiosas del mundo, lo cual habla de lo interesante de esta posibilidad, la cual ha sido gestada por los salvajes paramos de los Andes australes.

Liolaemus costanzae. ©Bastian Gygli

Referencias

Esquerré D, Brennan IG, Catullo RA, Torres-Perez F, Keogh JS. (2019). How mountains shape biodiversity: The role of the Andes in biogeography, diversifiation and reproductive biology in South America’s most species rich lizard radiation (Squamata: Liolaemidae). Evolution 73(2): 214-230

Foto de portada: Liolaemus chillanensis. ©Bastian Gygli