Umbra y Ko es agua, dos proyectos para honrar y recuperar nuestras geografías

La crisis global ambiental que hoy vivimos se ha vuelto ineludible no solo para nuestra sociedad, si no también para los proyectos artísticos hoy se enfrentan a esa misma urgencia desde sus propias prácticas y quehaceres estéticos. Es por eso que hoy en Endémico web traemos el trabajo de artistas que desde las problemáticas e […]

La crisis global ambiental que hoy vivimos se ha vuelto ineludible no solo para nuestra sociedad, si no también para los proyectos artísticos hoy se enfrentan a esa misma urgencia desde sus propias prácticas y quehaceres estéticos. Es por eso que hoy en Endémico web traemos el trabajo de artistas que desde las problemáticas e injusticias en torno a los derechos del agua, la toponimia del paisaje, la crisis hídrica, la geografía, la artesanía y la filosofía andina están promoviendo una serie de encuentros e instalaciones tanto callejeras como al aire libre para dar cuenta de esta realidad que debemos enfrentar con urgencia. Quisieron expresar en sus palabras con un manifiesto los proyectos e intervenciones que se encuentran desarrollando tanto en diversos puntos del territorio de Chile y Latinoamérica.

Collage digital (2021) impreso sobre papel de arroz, de la serie “Other White Mixed Background”, 62 x 91 cms. © Catalina Correa

Umbra: Esas dos variables no eran posibles a la vez en un mismo universo, entonces enloquecieron

Por Catalina Correa, Josefina Astorga y Javiera Asenjo

En conversación con guaquero, parte de la investigación de campo de Catalina Correa durante “Residencia en la Tierra” (2013). © Katinka Igelberg

Umbra es un proyecto que se gesta a mediados del 2020, en el primer período de cuarentenas extendidas a nivel global. En ese momento, donde la sombra de la pandemia comienza a suspender los sentidos más vitales, aparece la necesidad del reencuentro, de contener y también de replantear los procesos creativos. 

Josefina Astorga, Javiera Asenjo y Catalina Correa comienzan a reunirse periódicamente de manera virtual para retomar una colaboración que había comenzado ocho años antes, a partir de la experiencia común de haber residido en “Residencia en la Tierra” (Colombia). A partir de entonces se despliega un intercambio -que en ocasiones ha incluido a otros artistas y ha tomado diferentes formatos y espacios de trabajo- para dar continuidad a las investigaciones que surgieron en las verdes y sinuosas tierras del Quindío Colombiano.

Acción colectiva para conectar con la sonoridad del guadual, trabajo de Javiera Asenjo en “Residencia en la Tierra”, (2013).  © Catalina Correa

Sus procesos creativos se articulan desde una relación social y corporal con algunas prácticas culturales que emanan del territorio latinoamericano: el oficio textil, el alfarero y el de la guaquería, la filosofía andina, la geografía como conocimiento encarnado, y la arqueología extractivista como herencia de los diversos sistemas de colonización que han marcado nuestra historia. Sin embargo, durante el último período sus investigaciones dieron un radical vuelco crítico y de género, debido a la urgente crisis social y ecológica por la que transitamos.

Acción colaborativa para construir una cordillera, trabajo de Josefina Astorga en Residencia en la Tierra (2012).  © Daniel Santiago Salguero

La palabra territorio está ligada a la demarcación, exclusión y propiedad privada de la tierra, y con ello a su disputa a través de las guerras. Como resultado de un sistema patriarcal de dominación y exterminio, sentimos la necesidad de instalar otras perspectivas para relacionarnos con nuestro entorno, con los seres humanos y no humanos que nos rodean, con la Tierra. 

Para la muestra de Umbra en el MAC Quinta Normal (Marzo 2022) ​cada artista contará con una sala independiente en el segundo piso del Museo, además de un espacio colectivo donde se exhibirán registros y archivos de estos ocho años de colaboración. Esta exposición, que incluirá piezas audiovisuales, instalaciones vegetales, tejidos, collages, texto y cerámica, tocará temas tan íntimos y universales, tan ancestrales y contemporáneos como la ciclicidad del tiempo (Pacha Kutik), la memoria del cuerpo femenino y la oralidad como portal, el matrilineaje y la migración en la identidad Latinoamérica, las tecnologías domésticas, el viaje y la urgencia de conectar con otros seres vivos.

“Proyecto Vasija”, tejido a crochet con cuerda de algodón, teñido con cáscara de banana, corteza de barbatimão y hojas de guayaba, región de Rôndonia, Brasil (2021). © Javiera Asenjo

Curicó (Kurü Ku) Kuru es negro, y Ko es agua.

Por Cristian Toro. Texto en colaboración con @jensbenohr y @evanerika

La obra, desarrollada como un ensayo gráfico en dos partes, aborda la implicancia del código de aguas impuesto durante la dictadura cívico-militar en Chile en el modelo de desarrollo actual y la crisis hídrica que enfrenta en el país.

La obra estará emplazada en el centro de Curicó durante todo el mes de agosto. © Cristian Toro Ulloa

Me interesa situar esta problemática desde las cuencas de los ríos aledaños de la comuna de Curicó, donde el modelo extractivista privilegia el cultivo agrícola de especies destinadas a la exportación. Esto se complementa con una biografía disponible a los transeúntes sobre el código de aguas, su implicancia den la crisis hídrica, y posibles salidas enmarcadas en el derecho de los ríos, los derechos de lo ecosistema y el reconocimiento de aquello más-que-humano.

Para este ejercicio, pongo atención en la toponimia de Curicó, que como muchos nombres del centro sur de Chile, viene del mapuzungún, lengua de la tierra. Ko, <agua>, es una voz recurrente para nombrar territorios, constituyendo un elemento fundamental del mundo. Ahora, en plena crisis hídrica, ¿Dónde está esa agua? ¿Quién ha extraído este ko constituyente de lo territorial, de los procesos de la naturaleza, de la vida en sí misma? ¿Dónde está esa agua en el Maule?

Obra emplazada en el centro de la comuna de Curicó (Chile), gracias a Galería Cívica @galeriacivica. © Fernanda R. @fdahip

Las imágenes desarrolladas reúnen elementos visuales propios de la extracción industrial del agua, de la agricultura extensiva del Maule, la sequía y los incendios forestales, mezclándose con intuiciones personales de mi relación con Curicó -ciudad donde nací- y especies del bosque esclerófilo central; litre, rapaces, changles, madre de la culebra.

El Código de Aguas en Chile define al agua como un bien de uso público y privado. Este marco legal se instaló en la dictadura y fue profundizado en los gobiernos de Frei y Lagos. Los grandes beneficiarios de esto son transnacionales y empresarios chilenos que han usufructuado de la explotación del agua.

Durante el 2017, la agricultura en Chile consumió un 72% de la demanda del agua nacional. En la región del Maule esta industria concentra el 96% del consumo del agua2. Mediante embalses y canales, los afluentes son obligados a regar monocultivos agrícolas y forestales, sustrayendo el agua de los ecosistemas locales y alimentando el modelo global de libre mercado e injusticias socioecológicas.

La propuesta busca integrar el arte callejero y un manifiesto por la crisis hídrica del Maule © Fernanda R. @fdahip

Las proyecciones publicadas este año para el 2030 por la Dirección General de Aguas3 estiman que las disminución del agua disponible alcanzaría el 50%, siendo la región del Maule, una de las áreas posiblemente más afectadas. Lo que sucede con el río Mataquito, la laguna Torca, en el río Maule y los saltos del Parque Siete Tazas es una anticipación a esta crisis hídrica.

El significado cultural del agua para las comunidades humanas, y la crisis ambiental que experimentamos hoy, ha inspirado nuevas legislaciones y acciones en países como Ecuador (2008)4, Bolivia (2010)5, Colombia (2017)5, y Nueva Zelanda (2017)7, además de instancia como la Declaración del Foro Alternativo Mundial del Agua en Francia (2012). Estas, entre otras experiencias, no sólo otorgan herramientas legislativas, si no que marcos afectivos-culturales para poder reconocer no sólo los derechos de los ríos y los cuerpos de agua, si no también derechos de montañas, humedales, valles y todo tipo de ecosistemas y sujetos-no-humanos.

El agua es un bien común. Común a humanos, y común a peces, aves, mamíferos, plantas y todxs los vecinos más que humanos que cohabitan un ecosistema. No basta con entender el agua sólamente como derecho humano, es necesario resguardar el derecho de las aguas a circular por sus cursos naturales, ambos derechos están entrelazados y dan cuenta de la inseparable dinámica que nos conforma, y en cuyo equilibrio radica nuestra vida

¿Cómo eran los ríos hace 30 años?

No es sequía, es saqueo ¡Libertad a las aguas del Maule!

Detalle de la obra  © Fernanda R. @fdahip

Sobre los Autores

Javiera Asenjo es Artista Visual y Tejedora. Actualmente transita entre Santiago de Chile y Brasil. Trabaja principalmente con textiles a través del teñido, hilado, costuras, y tejido. Su práctica está íntimamente ligada con un aprendizaje  constante del patrimonio textil precolombino, desde donde reactualiza la sensación de que todo lo que nos rodea es un tejido. @tejidos_invisibles

Josefina Astorga es Fotógrafa Chilena, máster en Gestión cultural. Actualmente vive y trabaja en el sur de Chile. Es co-creadora del proyecto Beca Migrante, investigación artística colectiva e intercultural en torno a los Derechos Humanos. Integrante del colectivo artístico feminista La Voz del Pueblo. Su obra gira en torno al paisaje, la ecología y las prácticas artísticas sociales. Sus principales soportes son la fotografía y la cerámica primitiva. josefinastorga.com 

Catalina Correa es Artista chilena, actualmente vive y trabaja en Londres. Su trabajo es una investigación multimedia que esboza puentes entre cuerpo y paisaje, feminismo y arqueología, maternidad y territorio. Es Licenciada en Arte (Universidad Católica, Santiago) y Magíster en Arte Contemporáneo (Royal College of Art, Londres). catalinacorreastudio.com

Cristian Toro vive y trabaja en Concepción, Chile. Es Licenciado en Diseño gráfico y Comunicación Visual en la Universidad del Bio Bio (2012), actualmente se desempeña como diseñador, artístico gráfico editorial e ilustrador. Trabaja como director de arte y editor en Toda la Teoría del Universo; y es director de arte Revista Endémico.

Imagen de portada: “El mundo de arriba y el mundo de abajo”,  fotografía 35 mm digitalizada (2020), por la artista Josefina Astorga.